Hablar con sus hijos sobre el tabaquismo
Los niños y el tabaquismo
son una mala combinación. Las estadísticas muestran que el 90% de los fumadores
adultos comenzaron a fumar cuando eran niños.
Los niños empiezan a fumar
por diversas razones. Algunos piensan que los hace lucir geniales, parecer
mayores, encajar con otros niños, perder peso o parecer duros. Algunos lo hacen
solo para sentirse independientes. Algunos lo hacen simplemente porque lo han
visto toda su vida y piensan que es normal.
Debe iniciar el diálogo
sobre el consumo de tabaco a los 5 o 6 años y continuarlo durante los años de
la escuela secundaria. Muchos niños comienzan a consumir tabaco a los 11 años,
y muchos se vuelven adictos a los 14 años. Intente hablar con sus hijos sobre
el tabaquismo antes de la escuela, en el camino para practicar o ensayar, o
después de la cena.
Los padres deben asegurarse
de que los niños comprendan los peligros de fumar. Fumar puede causar cáncer,
enfermedades cardíacas y enfermedades pulmonares. Los efectos a corto plazo
incluyen tos e irritación de garganta. Con el tiempo, puede producirse un
aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, así como bronquitis y
enfisema.
Las mejores formas de evitar
que sus hijos fumen son:
- Aliente a sus hijos a participar en actividades que prohíban fumar, incluidos los deportes.
- Siga hablando con sus hijos sobre los peligros de fumar. Si sus amigos o familiares han muerto a causa de enfermedades relacionadas con el tabaco, avísele a sus hijos.
- Pregunte a sus hijos qué les parece atractivo (o desagradable) sobre fumar.
- Discutir formas de responder a la presión de los compañeros sobre el tabaquismo.
- Averigüe si los amigos de sus hijos consumen tabaco. Anime a sus hijos a alejarse de amigos que no reconocen o respetan sus razones para no fumar.
- Haga y cumpla reglas estrictas que excluyan fumar en su casa.
- Si fuma, deje de hacerlo. Es importante dar un buen ejemplo.
- Si fuma, dígale a sus hijos que cometió un error al comenzar y que intentará dejar de hacerlo.
- Nunca fume delante de los niños, no les ofrezca cigarrillos ni deje cigarrillos donde puedan encontrarlos.
Ciertos signos pueden
sugerir que su hijo está fumando. Incluyen:
- Olor a humo en la ropa
- Tos
- Irritación de garganta
- Ronquera
- Mal aliento
- Disminución del rendimiento atlético.
- Mayor susceptibilidad a los resfriados
- Dientes y ropa manchados (que también pueden ser signos de consumo de tabaco de mascar)
- Dificultad para respirar
Si nota alguno de estos
signos de tabaquismo en su hijo, no reaccione de forma exagerada. Pregúntele a
su hijo primero. Oler humo en su ropa, por ejemplo, puede significar que su
hijo ha estado con amigos que fuman. También podría significar que su hijo ha
probado un cigarrillo. Recuerde que muchos niños prueban un cigarrillo en un
momento u otro, pero no necesariamente se convierten en fumadores habituales.