Sufrimiento fetal

Sufrimiento fetal

Sufrimiento fetal

Históricamente, el término sufrimiento fetal se ha utilizado para describir cuando el feto no recibe cantidades adecuadas de oxígeno durante el embarazo o el parto. A menudo se detecta a través de una frecuencia cardíaca fetal anormal. Sin embargo, aunque el término sufrimiento fetal se usa comúnmente, no está bien definido. Esto hace que sea más difícil hacer un diagnóstico preciso y proporcionar un tratamiento adecuado. Debido a la ambigüedad del término, su uso tiene el potencial de dar lugar a un tratamiento inadecuado.

El sufrimiento fetal se confunde comúnmente con el término asfixia al nacer. La asfixia al nacer ocurre cuando el bebé no tiene cantidades adecuadas de oxígeno antes, durante o después del parto. Esto puede tener múltiples causas, algunas de las cuales incluyen niveles bajos de oxígeno en la sangre de la madre o flujo sanguíneo reducido debido a la compresión del cordón umbilical.

Diagnóstico de sufrimiento fetal

Es importante que los médicos controlen al feto durante todo el embarazo para detectar posibles complicaciones. Uno de los métodos de monitorización más utilizados es la monitorización electrónica de la frecuencia cardíaca fetal.

Los beneficios del monitoreo de la frecuencia cardíaca fetal incluyen:

  • La capacidad de reconocer el desarrollo de hipoxia (cuando el feto no recibe cantidades adecuadas de oxígeno) mediante el análisis de patrones en la frecuencia cardíaca fetal
  • La capacidad de monitorear las contracciones de la madre
  • La capacidad de monitorear la respuesta del feto a la hipoxia.
  • Un resultado más positivo para partos de alto riesgo

No obstante, la monitorización de la frecuencia cardíaca fetal también conlleva riesgos, incluida una mayor probabilidad de tener una cesárea debido a la mala interpretación de los resultados de la monitorización de la frecuencia cardíaca fetal.

Condiciones detrás del sufrimiento fetal

Los posibles precursores del sufrimiento fetal o del estado fetal no tranquilizador pueden incluir:

  • Anemia (la afección obstétrica más frecuente que se observa detrás del estado fetal no tranquilizador)
  • Oligohidraminos (una condición en la que hay un nivel más bajo de líquido amniótico alrededor del feto)
  • Hipertensión inducida por el embarazo
  • Embarazos postérmino (42 semanas o más)
  • Retraso del crecimiento intrauterino
  • Líquido amniótico teñido de meconio (una afección en la que el meconio, la primera deposición del bebé, está presente en el líquido amniótico y puede bloquear las vías respiratorias del feto)

Tratamiento

El tratamiento principal utilizado para el estado fetal que no es tranquilizador es la reanimación intrauterina. Esto ayudará a evitar procedimientos innecesarios.

Algunos medios de resucitación intrauterina incluyen:

  • Cambiar la posición de la madre.
  • Asegurarse de que la madre esté bien hidratada.
  • Asegurarse de que la madre tenga el oxígeno adecuado
  • Amnioinfusión (la inserción de líquido en la cavidad amniótica para aliviar la ompresión del cordón umbilical)
  • Tocólisis (una terapia utilizada para retrasar el trabajo de parto prematuro al detener temporalmente las contracciones)
  • Dextrosa hipertónica intravenosa

No obstante, hay casos en los que es necesaria una cesárea de emergencia. Sin embargo, debido al sobrediagnóstico de sufrimiento fetal y la posible interpretación errónea de la frecuencia cardíaca fetal, se recomienda confirmar un posible diagnóstico de sufrimiento fetal con un estudio ácido-base de la sangre fetal. En general, esta condición apunta a la importancia de la atención prenatal y el seguimiento adecuado de la madre y el feto durante todo el embarazo. 


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