¿Qué es el rabdomiosarcoma?
Esta es una forma rara de cáncer que ocurre principalmente en la infancia.
Los médicos no conocen ninguna forma de prevenir el rabdomiosarcoma, pero
existen tratamientos.
El nombre rabdomiosarcoma proviene del tipo de células en las que
generalmente se forma este cáncer, llamadas rabdomiosarcomas. Estas células
comienzan a formarse cuando un embrión humano tiene solo unas pocas semanas.
Más tarde, se convierten en tejidos que forman los músculos esqueléticos, los
músculos que usas para mover tu cuerpo.
Debido a que los rabdomioblastos se encuentran principalmente en embriones
en desarrollo, el cáncer generalmente se diagnostica en niños.
Tipos
Hay tres tipos principales de rabdomiosarcoma:
- El rabdomiosarcoma embrionario es el más común. Suele ocurrir en niños de 5 años o menos. Los tumores a menudo se encuentran en el área de la cabeza y el cuello o alrededor de la vejiga y los genitales.
- El rabdomiosarcoma alveolar puede ocurrir a cualquier edad. Este tipo generalmente se encuentra en los músculos grandes del tronco, los brazos y las piernas. Los tumores suelen crecer más rápido que los de tipo embrionario y necesitan un tratamiento más intenso.
- Anaplásico: este tipo rara vez ocurre en niños.
¿Quién lo recibe?
Los médicos no conocen ningún hábito de estilo de vida o cosas en el medio
ambiente que aumenten el riesgo de tener o transmitir el rabdomiosarcoma. Si
tiene un hijo con rabdomiosarcoma, la enfermedad no fue causada por algo que
usted hizo o dejó de hacer.
Los niños que heredan ciertos trastornos genéticos de sus padres corren un
mayor riesgo. Estos incluyen la neurofibromatosis tipo 1 (NF1), el síndrome de
Beckwith-Wiedemann y el síndrome de Noonan. Los bebés que nacen más grandes de
lo esperado también pueden tener un mayor riesgo. El rabdomiosarcoma es un poco
más común en niños que en niñas.
Síntomas y Diagnóstico
Los síntomas dependen de la parte del cuerpo en la que se encuentre el
tumor:
- Los tumores en los músculos detrás del ojo pueden causar ojos saltones, problemas de visión y bizquera.
- Los tumores en el oído o la cavidad nasal pueden causar dolores de oído, dolores de cabeza, congestión o hemorragias nasales.
- Los tumores que se forman en las vías urinarias pueden dificultar la micción o causar sangre en la orina de un niño.
- Los tumores en la vagina de una niña pueden causar secreción sanguinolenta.
- Los tumores en el abdomen pueden causar vómitos, dolor o estreñimiento.
- Los tumores en el cuello, el pecho, los brazos, las piernas, la espalda o la ingle pueden causar bultos o hinchazón. Estos bultos pueden crecer desde el tamaño de la picadura de un mosquito hasta el tamaño de una toronja en tan solo unas pocas semanas.
Muchos de estos síntomas pueden ser causados por otras condiciones menos
serias. Pero si su hijo tiene uno de estos síntomas que no se pueden explicar,
como un bulto que no desaparece o se agranda, debe consultar a un médico.
Si un médico cree que los síntomas de un niño pueden ser causados por
cáncer, ordenará pruebas que muestran imágenes del interior del cuerpo:
- Rayos X: los médicos usan ondas
electromagnéticas para crear imágenes del tejido de su hijo.
- Imágenes por resonancia magnética: potentes imanes y
ondas de radio crean imágenes detalladas.
- Tomografía computarizada: Se juntan varias radiografías
tomadas desde diferentes ángulos para mostrar más información.
- Ultrasonido: Las ondas de sonido se
utilizan para hacer imágenes del cuerpo.
- Escaneo óseo: se coloca material
radiactivo en una vena para mostrar las áreas donde puede haber cáncer.
Si estas pruebas muestran que su hijo tiene un tumor, un cirujano realizará
una biopsia del área. Harán un pequeño corte o usarán una aguja para recolectar
una pequeña muestra de células. Luego observarán estas células bajo un
microscopio para ver si son cancerosas.
Tratamiento
Si el tumor de su hijo es canceroso, es posible que se someta a una cirugía
para extirparlo todo o la mayor parte. La complejidad de la cirugía depende de
la ubicación del tumor en el cuerpo.
Su hijo también puede recibir quimioterapia para eliminar las células
cancerosas que pueden pasar desapercibidas durante la cirugía. Para el
rabdomiosarcoma, los medicamentos de quimioterapia generalmente se administran
durante seis meses a un año, una vez a la semana al principio y luego con menos
frecuencia.
Estos medicamentos son muy buenos para matar las células cancerosas, pero
también pueden matar otras células sanas y causar pérdida de cabello, náuseas y
vómitos, fatiga y otras reacciones desagradables. La mayoría de estos efectos
secundarios son temporales y los niños tienden a manejar la quimioterapia mejor
que los adultos.
Si las pruebas muestran que parte del tumor todavía está en el cuerpo
después de la cirugía y la quimioterapia, su hijo puede recibir radiación para
tratar de reducirlo o destruirlo. La radiación utiliza potentes rayos X para
matar las células cancerosas. Por lo general, se administra 5 días a la semana
durante varias semanas.
La radiación también puede causar efectos secundarios, tanto inmediatos
como años después. Hable sobre estos riesgos con el médico de su hijo antes de
que comience la radiación.
Si el tumor está en un lugar de difícil acceso o se superpone con órganos
importantes, es más difícil para los médicos extraer todas las células
cancerosas sin dañar el tejido sano. Si este es el caso, es posible que el
tratamiento de su hijo no comience con una cirugía.
Si la cirugía parece demasiado difícil o riesgosa, su hijo puede recibir
primero quimioterapia o radiación para tratar de reducir el tamaño del tumor.
Esto puede facilitar que los cirujanos ingresen más tarde para extirparlo.
Si se detecta a tiempo y no se ha propagado a otras partes del cuerpo de su
hijo, los médicos generalmente pueden eliminar el cáncer. Los niños entre 1 y 9
años tienen un resultado especialmente bueno.
A veces, sin embargo, el cáncer puede regresar. Cuando lo hace,
generalmente ocurre en los primeros años después del tratamiento. Es por eso
que los niños tratados por rabdomiosarcoma necesitan tener citas de seguimiento
periódicas con sus médicos durante varios años.
Estos controles pueden incluir exámenes físicos, análisis de sangre y
exploraciones por imágenes para detectar signos de que la enfermedad ha
regresado.
Los médicos también observarán y tratarán los efectos secundarios a largo plazo de la quimioterapia y la radiación.