Tu hija a los 12
Ya sabes lo que viene: la
adolescencia y todos los altibajos por los que son famosos. Si se siente
aliviado de que todavía no haya 13 velas en el pastel de su hija (falta un año
más), es posible que desee pensarlo de nuevo. Es posible que algunos de esos
cambios ya estén ocurriendo.
Pubertad
Si aún no ha comenzado, la
pubertad está a la vuelta de la esquina. Cuando comience, su hija comenzará un
crecimiento acelerado. Se volverá más alta, sus caderas pueden ensancharse y su
cintura estrecha. Sus senos comenzarán a desarrollarse y comenzará a crecer
vello en lugares que nunca antes había tenido: en el área púbica, debajo de los
brazos y en las piernas. Gracias a las hormonas, las cosas empiezan a cambiar.
Las emociones de su hija
pueden tomarlo por sorpresa. En un momento siente que puede hacer cualquier
cosa. Al siguiente se siente como un fracaso. Ella está feliz, luego triste,
luego feliz de nuevo. Ella quiere abrazar, luego rechaza toda forma de afecto
tuyo. Sea positivo y comprensivo. Como todos los niños, ella necesitará saber
que estás ahí para ella.
Su cerebro es físicamente
tan grande como puede llegar a ser, pero no dejará de madurar hasta que tenga
20 años. A la corteza prefrontal, que ayuda con el control de los impulsos y
las habilidades organizativas (planificación, razonamiento y resolución de
problemas), todavía le quedan años antes de que se desarrolle por completo.
Pero ahora es capaz de expresar sus sentimientos y pensar en términos
abstractos: conceptos como justicia, igualdad, política y civismo. También es
mejor en la resolución de problemas y la lógica. Planear y pensar en las
consecuencias puede seguir siendo un desafío
Haciéndose más social
Eso se debe a que su
conciencia social se está acelerando. Es una época de transiciones y
contradicciones. Ella es el centro de su propio universo, pero elige pasar
tiempo con amigos. Está desarrollando su identidad, pero está desesperada por
encajar.
Utilice esto a su favor para
ayudarla a aprender a tomar buenas decisiones. Resalta una buena decisión que
tomó en la escuela o en una actividad social como los deportes. Haga preguntas
sobre su proceso de pensamiento y cómo pensó que fue. Esto le da una autoestima
que tanto necesita cuando surgen decisiones más difíciles. Y, como beneficio
adicional, lo configura como una caja de resonancia sólida.
El aumento de la actividad
social también significa una exposición intensa a la presión de los compañeros.
Está tomando decisiones sobre el uso de las redes sociales, el tabaco, el
alcohol, las drogas y el sexo. Es posible que haya hablado con ella sobre estos
temas en el pasado, pero es hora de dar un paso atrás porque los está viendo
con otros ojos. Pregúntele qué está viendo y cómo se siente al respecto.
Interprete algunas situaciones en las que podría tener que tomar una decisión
difícil. Recuérdele cuál es su posición con respecto a los límites y las
consecuencias.
Puede que sea sensible y
malhumorada, pero eso es normal. La depresión se ve diferente. Si ha perdido
interés en las actividades que normalmente disfruta, parece agitada o inquieta
o descuida su apariencia, puede ser el momento de hablar con un médico o un
profesional de la salud mental.
La depresión puede tomar la
forma de abuso de drogas, un trastorno alimentario o autolesión. Los cambios en
la química de su cerebro también pueden desencadenar enfermedades mentales como
trastornos de ansiedad.
Internet y redes sociales
Lo que está expuesta en línea es tan importante como lo que está experimentando en la vida real. Los preadolescentes son astutos y conocen muchas formas de evitar los controles parentales, por lo que es importante mantener la conversación sobre seguridad en línea. Háblele sobre la forma en que se presenta en línea y el efecto que puede tener en las solicitudes universitarias, el empleo futuro y más. Infórmese sobre las formas de las redes sociales que utiliza: consulte sus cuentas y hable con ella sobre lo que comparte y por qué.